domingo, 15 de marzo de 2009

Alcances y limitaciones de la participación ciudadana en los municipios latinoamericanos




“En el caso de América Latina,
la mas desigual de todas las
regiones, la participación es una llave maestra para
que los pueblos recuperen su voz"[1].

Introducción

La participación ciudadana ha generado la esperanza dentro de las administraciones públicas municipales de América Latina de ser un instrumento que viene a complementar los esfuerzos del estado y del mercado, los cuales están orientados a buscar un mejor desarrollo social y ante todo el bien común. De esta forma la participación ciudadana viene a ser parte de las soluciones de las múltiples demandas sociales con la innovación de que ahora las mismas sociedades son parte de las respuestas a las mismas.

Sin embargo la participación ciudadana no es ni será el mecanismo que venga a solucionar todos los problemas pero si es un instrumento más con el cual se puede contar. Para saber cuales son los alcances y limitaciones de los procesos de participación ciudadana dividimos este trabajo en tres partes, la primera lleva por nombre la participación ciudadana en América Latina en donde damos un recorrido histórico del surgimiento de este mecanismo y el porque del mismo, haciendo énfasis en la región latinoamericana, enseguida se analizan las condicionantes de los procesos participativos los cuales han sido aprendizajes de experiencias exitosas, aquí se toma como referencia el caso de los presupuestos participativos de Porto Alegre y se mencionan los prerrequisitos de los procesos participativos como la movilización de la ciudadanía, al capital social, la motivación pública y la acción gubernamental, seguido de ello tenemos los alcances y las limitaciones de la participación ciudadana las cuales tienen gran relación con las condicionantes.

De esta forma nos podemos percatar que los resultados de los procesos de participación ciudadana tienen como resultado respuestas a las demandas prioritarias de la sociedad, le otorga a la misma capital social y subsana algunos de los problemas democráticos principalmente el de la representación, sin embargo de descuidar alguno de sus aspectos dicho proceso estaría orientado a intereses individuales, a clientelismo político y debilitaría la autoridad gubernamental.

La participación ciudadana en América Latina

El concepto de participación tiene sus orígenes en los años cincuenta[2], siendo los primeros en adoptarlo los organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas y el Banco Mundial, en primera instancia fue un instrumento para el combate a la pobreza para posteriormente utilizarlo como un mecanismo democratizador; a pesar del peso del nuevo concepto aún existía una gran distancia entre lo que se hacia y lo que se decía, pues las practicas participativas de orden internacional eran excluyentes, ya que nuca se le permitió a la ciudadanía participar directamente en la toma de decisiones.

Lo que se entendía por participación en los años noventa era que la sociedad civil actuara dentro del estado pero sin capacidad de decisión, es decir no se le daba autonomía. En este contexto la participación quedó reducida a aspectos técnicos y de gestión. Aquí hemos mencionado el concepto de sociedad civil, este surge a partir de la dicotomía Estado-sociedad, dándole el termino civil a todo lo que no pertenecía al estado, así pues citando a Rodríguez el concepto más sencillo de sociedad civil es: “Todo lo que no es Estado y que mantiene su independencia del mismo, sin que esto elimine la posibilidad de coincidencias, la construcción de alianzas o trabajo en conjunto[3]”. La importancia de este término es que quienes principalmente toman parte dentro de los procesos participativos son las organizaciones internacionales, la sociedad civil y el estado.

Por tanto ahora podemos contar con una participación ciudadana independiente la cual siguiendo a Pérez Brito se define como la vinculación de los ciudadanos colectiva o individualmente en los procesos de toma de decisión de los programas o acciones de gobierno. Por otro lado encontramos a Canto quien nos dice que “por participación se entiende el proceso a través del cual distintos sujetos sociales y colectivos, en función de sus respectivos intereses y de la lectura que hacen de su entorno intervienen en la marcha de los asuntos colectivos con el fin de mantener, reformar o transformar el orden social y político[4]”. Por tanto, entendemos que la participación ciudadana es la incidencia que tenga las sociedades en los asuntos públicos de su comunidad, es decir que tanto se involucren en la resolución de un problema de la misma o bien intervengan en la toma de decisiones orientadas a cambiar cierto aspecto de su localidad.

De esta forma se podría decir que la participación ciudadana se ha puesto de “moda” en América Latina, de tal forma que en los procesos electorales que se llevaron acabo entre 2006 y 2007 prácticamente existió un consenso entre los contendientes ya que en todas las propuestas de campaña se hablaba de ella, y de que esta debía de estar presente en todas las agendas gubernamentales; de esta forma durante los últimos veinticinco años el estado opresivo, controlador e inflexible a transitado a ser un gobierno flexible e incluyente, esto al crear mecanismos de expresión que sin duda han mejorado la relación Estado-sociedades[5], esta relación es mejor gracias a los mecanismos que facilitan la expresión de la última de las partes, lo anterior sienta las bases para una verdadera gobernabilidad democrática la cual se caracteriza por respuestas negociadas, eficaces y eficientes a las demandas de la población.

Sin embargo el reclamo de participación en los procesos de decisión de una política pública es ahora una exigencia de la ciudadanía de los países de América Latina, la cual no nació de la nada, sino responde a condiciones particulares de su región tales como la ineficiencia e ineficacia de las políticas públicas contra la pobreza y el alarmante incremento de la misma, la desconfianza en la política y en los políticos, al igual que a la corrección de los errores que una democracia trae implícitos principalmente los defectos de la representación. De lo que se trata es que a partir de procesos participativos se creen propuestas que en cierto momento pasaran a ser acciones que den como resultado la resolución de las demandas apremiantes de la sociedad.

De esta forma tenemos que el Estado y el mercado no son los únicos que cuentan con poder a la hora de resolver los problemas de las sociedades, ya que ahora resulta indispensable tomar en cuenta a la sociedad y ceder cierto poder para que la misma pueda tomar parte de la solución. Coincidimos con canto al percatarnos que aunque al parecer este deber ser no cuenta con ninguna carencia habrá que aclarar que la participación ciudadana hasta el momento no es un mecanismo que resuelva todo, pues su área de acción no incluye los rubros determinantes del desarrollo social ejemplo de ello es que la sociedad no tiene ninguna ingerencia en los aspectos económicos importantes de una localidad tales como la generación de empleo entro otras.

En un proceso participativo intervienen varios factores, los más importantes son el capital social, el estímulo público y la acción, a continuación se tratara de otorgar un panorama de estas variables que influyen directamente en el éxito o fracaso del proceso de participación ciudadana.

Condicionantes de un proceso participativo

América Latina ha sido escenario de gran cantidad de procesos participativos, hay algunos como los presupuestos participativos en Porto Alegre que son considerados exitosos, estos últimos nos han dejado grandes enseñazas que habrá que tomar en cuenta a la hora de innovar e intentar aplicar uno diferente.

Por otro lado existen dos enfoques de participar, en primera instancia encontramos el “sentido integrador de `ser participe de´, es decir recibir o disponer de servicios, o en el de `tomar parte en´ que se refiere a la capacidad colectiva para promover iniciativas de dinamización de la vida social lo que supone una profundización de la práctica participativa[6]” ; en este trabajo entenderemos a la participación en el enfoque de “tomar parte en” ya que es aquí donde la sociedad no permanece pasiva y toma o bien se le otorga la posibilidad de ser parte de la solución o el cambio que se desea.

Uno de los aprendizajes que las prácticas exitosas nos han dejado es la necesidad de cumplir ciertos prerrequisitos a la hora de iniciar una practica participativa, por ello siguiendo a Kliksberg aparece como condición básica para la participación en América Latina la movilización de los pobres, lo cual nos lleva a una segunda condición la preexistencia de capital social y cultural, una siguiente condición es contar con lo necesario para institucionalizar dicha participación, por otro lado todo proceso participativo debe ser para si mismo un proceso de aprendizaje[7]; también es importante anexarle a la concepción de Kliksber la necesidad de contar con la información adecuada ya que las campañas en los medios de comunicación a lo mucho dan un panorama de los puntos más importantes en los que se esta trabajando más no dotan la información necesaria para que la ciudadanía participe también es importante tomar en cuenta la iniciativa gubernamental pues de ella depende que se de o no un proceso participativo.

Si bien es cierto que en los años noventa lo único que se seguía eran los supuestos económicos es necesario reconsiderar una vez más esta concepción; ya que la historia le ha dado la razón a quienes suponían que el enfoque económico no era lo único para mejorar el desarrollo social, tal es el caso Argentino, en donde en esa misma década aumentaba su PIB, sin embargo sus niveles de pobreza no disminuían, el ejemplo anterior nos muestra como los indicadores económicos no bastan para poder generar un mayor desarrollo social, la respuesta que el mismo Kliksber y otros autores le dan a este tipo de casos es la falta de inclusión del “capital social”.

Así pues el capital social toma particular relevancia a la hora de hablar de factores de desarrollo, este tiene por lo menos cuatro dimensiones: la primera es el clima de confianza entre las relaciones interpersonales, la segunda dimensión es la capacidad asociativa, seguido de la conciencia cívica que se refiere a la actitud de los individuos ante los problemas colectivos, y por último son los valores éticos que predominan en una sociedad. Quien determina el capital social son las mismas sociedades, siendo la desigualdad un factor trascendental para ello, si en las sociedades como las latinoamericanas hay mucha desigualdad las personas sentirán cierta violación a las reglas elementales lo que mermará la construcción de su capital social y por tanto de su desarrollo.

De esta forma podríamos definir al capital social como una serie de valores y capacidades de los individuos los cuales forman criterios en la población que conlleva a que esta participe o no en los procesos participativos, ya que en su conjunto forman una actitud social que los lleva a enfrentar los problemas colectivos de los cuales hablábamos.

Como lo habíamos mencionado otro de los prerrequisitos de vital importancia es la motivación pública, por ella se entiende la iniciativa que el estado tenga, y su capacidad para institucionalizar la participación pero sobre todo su disposición a llevar a la práctica lo acordado, en otras palabras la motivación pública es la disposición de las autoridades de poner en práctica un proceso participativo aceptando o rechazando todo lo que ello conlleva. Cuando un gobierno decide llevar acabo un proceso participativo ello lleva implícita la necesidad de ceder parte de su poder y su control a la sociedad, de igual forma es necesario enfatizar que el inicio, el éxito o el fracaso de un proceso participativo requiere de la iniciativa del gubernamental ya que sin su disposición nada se puede hacer.

Por otro lado también de esa disposición depende que lo acordado en asambleas ciudadanas se lleve a la práctica, y de esa acción que en determinado momento lleva acabo el gobierno determinará que las sociedades continúen participando, ya que se crea confianza o al inversa desconfianza en que su colaboración realmente esta siendo tomada en cuenta. Retomando el caso de Porto Alegre este ejemplifica lo que se ha mencionado anteriormente, ya que para que se de un presupuesto participativo los ciudadanos se reúnen en asambleas donde discuten las prioridades, al tenerlas el municipio se encarga de realmente usar los recursos públicos en lo que han decidido las sociedades[8].

Alcances y limitaciones de la participación ciudadana

Acertadamente Canto menciona que los alcances de la participación ciudadana son principalmente: “proporciona información sobre el ambiente social en el que se ejecutarán las actividades de desarrollo, revela de manera más eficiente las preferencias de los usuarios, generan aprendizajes sociales e innovación[9]”, de esta forma las políticas públicas formuladas a partir de la participación ciudadana realmente están orientadas a responder las demandas más importantes de la sociedad, ya que la jerarquización de la prioridad de los problemas esta echa según la vivencia de los ciudadanos, también el proceso participativo deja aprendizajes que pueden ser aplicados en otras administraciones de tal forma que se va mejorando día con día.

Otra de las ventajas mencionadas por Canto es la de “(…) fortalece a las instituciones locales, genera mayor credibilidad y legitimidad sobre las evaluaciones, contribuye a mejorar la eficiencia de las instituciones locales[10]”, esta afirmación trae consigo el supuesto de una sociedad organizada, que presiona y pide que se rinda cuentas, a través de esta rendición de cuentas un gobierno se legitima, genera confianza y por lo tanto asegura su permanencia en el poder.

También Canto nos menciona que la participación ciudadana “genera formación de capital social, fortalece la competitividad sistémica de la región o localidad, contribuye a la formación y/o fortalecimiento de identidad local o regional[11]”, es aquí donde podemos observar al relevancia que tiene la cultura, los valores y las tradiciones que identifican y por tanto hacen única una comunidad, y el como se va usando esta identidad “capital social” para poder responder por si mismos a sus propias demandas.

Considerando lo anterior podemos darnos cuenta que estos alcances fortalecen los prerrequisitos de un proceso participativo, trayendo como resultado el bien común, que a nuestro parecer es el mayor alcance de la participación ciudadana, más no hay que olvidar que esta también repara algunos de los Phatos democráticos, principalmente el de la representabilidad, siendo esta característica el segundo principal alcance de este tipo de procesos, como lo vimos en el párrafo anterior también resuelve problemas como la distancia entre representantes y representados el incumplimiento de las promesas de campaña y la ausencia de mecanismos de control que permitan que los representantes se responsabilicen ante el pueblo, sin embargo hay que hacer hincapié en que estos también son problemas que acarrea la democracia.

Retomando los errores democráticos en torno a la representatividad la participación ciudadana le hace frente al permitir la participación directa de los ciudadanos, tal como lo explica Vitale esto lo podemos constatar en el ejemplo de Porto Alegre donde incluso se plasmó dentro de la constitución la democracia semi-directa, es decir en donde hay representantes pero en algunos procesos es necesaria la participación directa de la ciudadanía[12].

Los anteriores son pues el lado amable de la participación, pero si tomamos en cuenta que esta en juego poder, presupuesto e intereses personales que a veces logran sobreponerse a el interés común también pues encontramos limitaciones, que en algunas ocasiones no dejan que estas atribuciones salgan a la luz.

Siguiendo a Canto tenemos que las principales limitaciones son “la formación de élites participativas que sesgan la participación, persistencia en la exclusión de los menos organizados para gestionar sus demandas, se vuelve ocasión de “captura” de recursos e instituciones redistributivas por parte de élites locales, sesga las preferencias del universo de usuarios hacia las de los participantes[13]”, aquí Canto se refiere a lo que Rodríguez llama “clientelismo”, es decir que a pesar de la utilidad de la participación ciudadana la elite política se empeña en obedecer a sus intereses particulares, de igual forma también se hace mención a la exclusión del proceso participativo, ya que en la mayoría de los casos no participa el número de población que se espera lo cual hace que disminuya el capital social y por tanto se incremente la apatía de la sociedad por lo que las políticas públicas que se generen de dicho proceso no corresponderán a las verdaderas necesidades de la población, y el gobierno no obtendrá los beneficios antes mencionados.

Las limitaciones que suele tener la participación ciudadana no queda ahí también se “(…) propicia la “informalización” de la política al abrir canales alternos a los de representación institucionalizada; limita la racionalización de las acciones gubernamentales dada la dispersión de las demandas; disminuye la confianza hacia las instituciones representativas[14]”, la primera limitación también responde a las prácticas clientelares, la segunda se da cuando la población realmente participa, pero todo se ve perdido cuando el gobierno no esta en posibilidades de dar respuesta a demandas tan variadas, y por último tenemos que debido a esta falta de acción las sociedades desconfían aún más en las autoridades.

De esta forma nos podemos dar cuenta de la gran importancia de cumplir con los prerrequisitos para poder obtener una práctica participativa exitosa, ya que de no ser así fácilmente puede transitar a un proceso participativo limitado lleno de vicios.

Consideraciones finales

La participación ciudadana es hoy en día de vital importancia para la vida pública de los municipios latinoamericanos ya que es una herramienta que impulsa el ansiado desarrollo social. Este surge a raíz de la necesidad ciudadana de ser tomada en cuenta y ser parte de las políticas públicas de su localidad, de igual forma por la necesidad de la misma de que realmente se responda a sus prioridades. A pesar de su importancia y del reconocimiento de la misma por parte de las administraciones públicas de los tres niveles de gobierno falta mucho por hacer, ya que en su mayoría los procesos participativos de esta región son limitados, es decir existe una gran distancia entre el deber ser y la práctica.

Podemos percatarnos de la gran importancia teórica pero sobre todo práctica de los condicionantes de los procesos participativos y de la necesidad de aplicar las enseñanzas de los procesos participativos exitosos, es decir sin la movilización de la ciudadanía, un capital social adecuado, información suficiente y motivación pública de nada sirve poner en práctica un proceso de participación ciudadana.

También nos pudimos percatar de que los alcances y las limitaciones de la participación ciudadana giran en torno al cumplimiento o no de los condicionantes, ya que de cumplirse el con ellos entonces se gozará se las ventajas de los mecanismos de participación ciudadana, es decir de alcances como el formular políticas públicas adecuadas a los requerimientos de la ciudadanía, innovaciones administrativas, fortalecimiento gubernamental el cual se ve reflejado en mayor legitimidad, fortalecimiento del capital social que se refleja en una sociedad participativa y se otorga una respuesta a los problemas democráticos principalmente a el de representatividad. De no ser así se tendrá que seguir luchando contra el clientelismo político y obedecer a intereses particulares, a la exclusión que lleva a obtener mayor desigualdad y por último a la informalidad política.

Es importante mencionar que es necesario seguir fortaleciendo la participación ciudadana, se ha avanzado mucho principalmente en el reconocimiento de su importancia, y de que no todo cabe en las atribuciones del estado y del mercado, de esta forma nunca se debe de olvidar que estos actores por si mismos nunca resolverán nada, es decir estos son interdependientes, son necesarios tanto el estado, como el mercado y la participación ciudadana para lograr los cambios que los países latinoamericanos demandan a gritos, de tal forma que todo lleve a un bien común y a la superación de millones de personas.




Bibliografía

Canto Chac, Manuel (2008) Las Políticas Públicas Participativas, las Organizaciones de Base y la Construcción de Espacios Públicos de Concertación Local, del programa Las Organizaciones de Base y la Construcción de Espacios Públicos de Concertación Local.

Kliksberg, Bernardo (2007) ¿Cómo avanzar la participación en América Latina, el continente más desigual? Anotaciones estratégicas, en revista del CLAD Reforma y Democracia, Núm. 37 Caracas, P. 9.

Kliksberg, Bernardo (2004) ¿Por qué es clave la cultura para el desarrollo?, en revista del CLAD Reforma y Democracia, Núm. 29 Caracas.

Pérez-Brito, Carlos (2004) Participación para el desarrollo: un acercamiento desde tres perspectivas, en revista del CLAD Reforma y Democracia, Núm. 30 Caracas.

Rodríguez Chang, Ronny (2005) Participación ciudadana en los poderes legislativos de Costa Rica y Guatemala: lecciones aprendidas, en revista del CLAD Reforma y Democracia, Núm. 33 Caracas.

Shack Yalta, Nelson (2005) La programación participativa del presupuesto en el Perú: primeras lecciones de un proceso de concertación, en revista del CLAD Reforma y Democracia, Núm. 32 Caracas.

Vitale, Denise (2005) Reforma del estado y democratización de la gestión pública: la experiencia brasileña del presupuesto participativo, en revista del CLAD Reforma y Democracia, Núm. 33 Caracas.
[1] Kliksberg, Bernardo (2007) ¿Cómo avanzar la participación en América Latina, el continente más desigual? Anotaciones estratégicas, en revista del CLAD Reforma y Democracia, Núm. 37 Caracas, P. 9.
[2] Pérez-Brito, Carlos (2004) Participación para el desarrollo: un acercamiento desde tres perspectivas, en revista del CLAD Reforma y Democracia, Núm. 30 Caracas P.2.
[3] Rodríguez Chang, Ronny (2005) Participación ciudadana en los poderes legislativos de Costa Rica y Guatemala: lecciones aprendidas, en revista del CLAD Reforma y Democracia, Núm. 33 Caracas, P. 3.
[4] Canto Chac, Manuel (2008) Las Políticas Públicas Participativas, las Organizaciones de Base y la Construcción de Espacios Públicos de Concertación Local, del programa Las Organizaciones de Base y la Construcción de Espacios Públicos de Concertación Local.
[5] Op cit, Rodríguez Chang, Participación ciudadana en los poderes… P. 3.
[6] Shack Yalta, Nelson (2005) “La programación participativa del presupuesto en el Perú: primeras lecciones de un proceso de concertación”, en revista del CLAD Reforma y Democracia, Núm. 32 Caracas, P. 2.
[7] Kilksberg, Bernardo (2004) ¿Por qué es clave la cultura para el desarrollo?, en revista del CLAD Reforma y Democracia, Núm. 29 Caracas.
[8] Vitale, Denise (2005) Reforma del estado y democratización de la gestión pública: la experiencia brasileña del presupuesto participativo, en revista del CLAD Reforma y Democracia, Núm. 33 Caracas.
[9] Canto Chac, Manuel (2008) Las Políticas Públicas Participativas, las Organizaciones de Base y la Construcción de Espacios Públicos de Concertación Local, del programa Las Organizaciones de Base y la Construcción de Espacios Públicos de Concertación Local, P. 3.
[10] Ibidem P. 3.
[11] Ibidem p. 3.
[12] Op cit, Vitale, Dense, Reforma del estado… P. 3.
[13] Op Cit, Canto Chac, Las políticas … P. 4
[14] Ibidem P.4.

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